ARTÍCULO DE ESTUDIO 39 LA ATALAYA DEL 1 AL 7 DE DICIEMBRE
ARTÍCULO DE ESTUDIO 39 LA ATALAYA DEL 1 AL 7 DE DICIEMBRE
Ayudemos de inmediato a quienes tienen “la actitud correcta”
.
TEMA
Cuándo ofrecerle a una persona un curso bíblico y cuándo invitarla a nuestras reuniones.
1. ¿De qué maneras reaccionan las personas cuando les predicamos?
En el ministerio encontramos diferentes reacciones. Algunas
personas, igual que en el siglo primero, reciben el mensaje con entusiasmo
desde el primer momento y muestran una disposición sincera a aprender. Otras
tal vez no parezcan interesadas al inicio, pero con el tiempo pueden abrir su
corazón y valorar las verdades bíblicas. Por eso, cuando notamos que alguien
muestra humildad y una buena actitud, debemos actuar con prontitud y ayudarlo a
avanzar espiritualmente.
2. ¿En qué sentido puede decirse que predicar es como cuidar
una huerta?
Predicar se asemeja al trabajo en una huerta porque implica
paciencia, observación y saber reconocer cuándo una “fruta” está lista para
recogerse. Mientras ayudamos a unas personas a cultivar interés y comprensión,
puede surgir otra que ya está preparada para aceptar el mensaje de inmediato.
Si estamos atentos, sabremos distinguir cada caso y dar el tipo de ayuda que
cada persona necesita, ya sea seguir cultivando su interés o empezar cuanto
antes un curso bíblico.
3. Si encontramos a una persona interesada, ¿qué podemos
hacer?
Cuando una persona muestra interés genuino, no debemos dejar
pasar la oportunidad. Lo más sabio es actuar de inmediato, porque quizás Jehová
ya ha preparado su corazón. En esa primera conversación podemos ofrecerle un
curso bíblico y también invitarla a las reuniones, ayudándole desde ese mismo
momento a tomar pasos hacia el camino que conduce a la vida. Esto demuestra que
valoramos su disposición y que queremos apoyarla sin perder el impulso inicial.
4. ¿Qué experiencia muestra que hay personas dispuestas a
aceptar un curso bíblico desde el primer momento?
La experiencia de la joven en Canadá lo muestra claramente.
Ella tomó un folleto, escuchó la explicación sobre el curso bíblico y enseguida
mostró interés. No solo dio su número, sino que buscó a la hermana para
comenzar lo antes posible, incluso proponiendo hacerlo al día siguiente. En
cuestión de días ya estaba asistiendo a las reuniones y progresando con
rapidez. Esto demuestra que hay personas cuyo corazón ya está preparado y solo
necesitan que alguien les ofrezca ayuda espiritual.
5. ¿Qué debemos tener presente al ofrecer un curso bíblico?
Debemos recordar que cada persona es distinta. Algunos
aceptarán un curso de inmediato, mientras que en otros será necesario conversar
primero sobre un tema que les llame la atención para despertar su interés. Aun
así, si transmitimos una actitud positiva, mostramos empatía y hablamos con
convicción, podemos abrir el camino para que se inicie un curso más pronto de
lo que esperamos. La clave es combinar discernimiento con calidez y confianza
en que Jehová está guiando el proceso.
6. ¿Qué podemos hacer para que la persona nos permita volver
para seguir hablando de la Biblia?
Podemos usar palabras más sencillas, como conversar o hablar
de la Biblia, en lugar de términos que suenen formales, como curso o estudio.
Para introducir la idea de volver, podemos comentar algo que despierte interés,
por ejemplo: “La Biblia responde preguntas muy profundas” o “En pocos minutos
uno puede aprender cosas que ayudan mucho”. No es necesario mencionar visitas
semanales, así evitamos que la persona se sienta presionada.
7. ¿Cuándo se dan cuenta algunas personas de que han
encontrado la verdad?
(1 Corintios 14:23-25)
Muchas personas lo notan cuando asisten a su primera
reunión, igual que en tiempos del apóstol Pablo. Las reuniones pueden tocar su
corazón y hacerles ver que han encontrado algo verdadero. Por eso, no es
necesario esperar mucho para invitarlas; incluso desde la primera conversación
podemos animarlas a asistir, mencionando el tema del discurso o un punto de La
Atalaya para despertar interés.
8. Si invitamos a una persona a una reunión, ¿qué podemos
explicarle?
(Isaías 54:13)
Es útil explicarle cómo son nuestras reuniones y en qué se
diferencian de lo que quizás ha visto en otras religiones. Podemos decirle que
somos como una familia, donde nos conocemos y aprendemos juntos. También
podemos mencionar que nuestras reuniones tienen un propósito: adorar a Jehová,
aprender de él y animarnos entre nosotros. No son ceremoniosas ni políticas, y
se desarrollan de forma ordenada y clara. Para que entienda mejor cómo son,
podemos enseñarle el video ¿Cómo son nuestras reuniones?
9–10. Si invitamos a alguien a una reunión, ¿qué podemos
decirle para ayudarlo a vencer sus temores?
Algunos temen que los presionen o les pidan hacerse
Testigos, así que podemos asegurarles que los visitantes son bienvenidos y que
nadie los obligará a participar ni a cambiar de religión. También podemos
explicarles que las familias se sientan juntas, no hay clases separadas para
niños, y no se hacen colectas ni se pide dinero. Pueden asistir con ropa
sencilla, porque Dios se fija en el corazón.
Si la persona acepta ir, debemos hacer que se sienta cómoda:
presentarle a algunos hermanos y ancianos, ayudarle a seguir la reunión y
mostrarle los textos bíblicos. Si nota un ambiente cálido y respetuoso, es más
probable que vuelva.
SI EMPEZAMOS UN CURSO BÍBLICO
11. ¿Cómo mostramos que respetamos el tiempo de la persona?
Respetamos su tiempo siendo puntuales y cumpliendo lo que
prometemos, aunque en la zona no se acostumbre mucho a la puntualidad. También
es bueno que la primera sesión sea corta y no alargarnos más de lo acordado,
aunque la persona quiera continuar. Además, debemos evitar hablar demasiado y
permitir que sea ella quien participe y exprese sus ideas.
12. ¿Cuál debe ser nuestro objetivo desde la primera clase?
Nuestro objetivo desde el primer día es ayudar al estudiante
a conocer y amar verdaderamente a Jehová y a Jesús. Para eso, debemos basarnos
siempre en la Biblia, no en nuestras propias ideas. Igual que Pablo, debemos
centrar la enseñanza en Cristo y en las cualidades espirituales que duran, como
la fe, la sabiduría y el discernimiento. Así lo ayudamos a formar una amistad
fuerte con Jehová, que es lo más valioso que puede adquirir.
13. ¿Cómo podemos ser pacientes y comprensivos con el
estudiante?
Debemos imitar a Jesús siendo amables y comprensivos. No le
hagamos preguntas que lo avergüencen o lo hagan sentirse mal. Si vemos que no
comprende algo, podemos seguir con la lección y retomarlo más adelante. Y si le
cuesta aceptar alguna enseñanza, no lo presionemos; dejemos tiempo para que la
verdad llegue a su corazón. Recordemos que las ideas equivocadas pueden ser
como fortalezas, y derrumbarlas lleva tiempo. Primero ayudémoslo a confiar en
Jehová como su refugio.
14. ¿Cómo debemos tratar a quienes vienen a nuestras
reuniones?
Jehová quiere que tratemos a todos con amor y sin
favoritismo. No importa su cultura, su nivel económico ni su origen; todos
deben sentirse igualmente valorados y bienvenidos cuando llegan al Salón del
Reino.
15. ¿Qué podemos hacer para que los nuevos se sientan a
gusto?
Si vemos a un visitante, debemos acercarnos con amabilidad,
darle la bienvenida y ofrecerle un lugar para sentarse. Podemos prestarle
nuestras publicaciones o conseguirle una Biblia. También podemos hacer algo
sencillo para tranquilizarlo si lo vemos nervioso o preocupado por su
apariencia. Sin embargo, debemos ser respetuosos y no meternos en asuntos
personales.
16. ¿Qué más podemos hacer para que las personas se sientan
bienvenidas?
Es importante cuidar mucho lo que decimos, especialmente
sobre quienes no son Testigos o sobre sus creencias. Nunca debemos menospreciar
otras religiones ni decir algo que haga sentir incómodo a un visitante. Los que
dan discursos deben esforzarse por explicar bien los términos y conceptos que
usamos, para que todos puedan entender sin sentirse excluidos.
17. ¿Cuál debe ser nuestra meta si encontramos a alguien que
tiene “la actitud correcta”?
Si encontramos a una persona con buena disposición, nuestra
meta debe ser ayudarla rápidamente a avanzar. Eso incluye ofrecerle un curso
bíblico sin demora e invitarla a las reuniones para que pueda empezar a caminar
por el camino que lleva a la vida. La predicación es urgente, así que debemos
aprovechar cada corazón dispuesto que Jehová pone en nuestro camino.
¿QUÉ CONTESTARÍA?
1. ¿Qué podemos hacer durante la primera conversación si
vemos que la persona tiene “la actitud correcta”?
Si notamos que la persona tiene buena disposición, debemos
actuar de inmediato: ofrecerle un curso bíblico en esa misma primera
conversación e invitarla a asistir a las reuniones. También es útil usar
expresiones sencillas como “conversar” o “hablar de la Biblia” y hacer
comentarios que despierten su interés para que acepte que volvamos. No es
necesario hablar de visitas semanales para no agobiarla.
2. Si empezamos a darle clases de la Biblia a una persona,
¿qué sugerencias podemos aplicar desde la primera lección?
Debemos respetar su tiempo siendo puntuales, hacer la
primera sesión corta y evitar extendernos más de lo acordado. También es
importante dejar que la persona hable y no monopolizar la conversación. Desde
el inicio, nuestro objetivo debe ser ayudarla a conocer y amar a Jehová y a
Jesús usando siempre la Biblia como base. Además, debemos ser pacientes, no
hacer preguntas incómodas y dar tiempo para que acepte poco a poco las
enseñanzas bíblicas.
3. ¿Qué podemos hacer para que las personas que vienen a
nuestras reuniones se sientan a gusto?
Podemos acercarnos a ellas con amabilidad, darles la
bienvenida e invitarlas a sentarse con nosotros. Es útil prestarles o
conseguirles una Biblia y las publicaciones. También debemos evitar comentarios
que puedan ofender a quienes no son Testigos y explicar con claridad los
términos que usamos. Todo debe hacerse con respeto, sin entrometernos en su
vida personal, para que sientan un ambiente cálido y quieran volver.

