20-26 de octubre Busquemos perlas escondidas Comentarios para las reuniones tj

 

Busquemos perlas escondidas  


ECLESIASTÉS 9, 10






Eclesiastés 10:12-14. ¿Qué advertencia nos dan estos versículos sobre el chisme?

 

Estos versículos nos advierten que las palabras imprudentes y necias pueden causar daño y destrucción, mientras que las palabras sabias traen paz y beneficio. En particular, el chisme y la calumnia, aunque a veces parecen inofensivos, generan conflictos, malentendidos y divisiones entre las personas.

 

El texto enseña que debemos ser cuidadosos con lo que decimos, evitando difundir rumores, hablar mal de otros o sembrar contienda. La Biblia incluso señala que quienes actúan así practican lo que Dios odia, porque la calumnia se asemeja a las obras del adversario, “el gran calumniador de Dios”

Eclesiastés 9: 2 El sabio Salomón observa que la muerte y la adversidad llegan a todos por igual. No hay favoritismo en lo que respecta al destino físico. Esto muestra la neutralidad y la justicia de Dios, pero también la realidad del mundo imperfecto en que vivimos. Por eso no sorprendernos si las personas malas parecen prosperar más que los justos. La vida no siempre es justa “debajo del sol”, pero Jehová sí lo es. Por eso, debemos vivir enfocado en agradarle, no en comparar tu suerte con la de otros.

Eclesiastés 9: 3

Salomón lamenta que la mayoría de las personas vivan sin pensar en Dios, dejándose guiar por sus propios deseos y emociones. Esa forma de vida los conduce a la necedad y a un vacío espiritual, porque buscan sentido únicamente en los placeres y las cosas materiales. Este versículo nos enseña a no dejarnos arrastrar por su manera de pensar, sino a mantener una mente centrada en los valores espirituales. Al mismo tiempo, nos impulsa a mostrar compasión hacia ellos mediante nuestra predicación, ayudándolos a ver que hay algo más valioso que los placeres temporales: una vida con propósito, en amistad con Dios.

 

Eclesiastes 9; 4 Este texto recalca que la vida es un regalo que debemos usar sabiamente.  Aunque enfrentemos limitaciones o sufrimientos, todavía podemos cambiar, servir y hacer el bien. Cada día que despertamos es una oportunidad para acercarnos más a Dios.

 

Eclesiastés 9:6 Cuando una persona muere, todas sus emociones y actividades terminan. Ya no ama ni odia, ni siente celos ni placer. Todo lo que formaba parte de su vida se detiene por completo. Esto nos enseña que la muerte no es una continuación de la existencia, sino una pausa total en la conciencia. Por eso, no debemos tener miedo de los muertos ni creer que pueden influir en los vivos. Más bien, este texto nos recuerda que nuestra oportunidad para actuar es ahora, mientras tenemos vida. Si queremos amar, perdonar o servir, este es el momento de hacerlo. No desperdiciemos la vida en rencores o cosas sin valor. Cada día es un regalo de Dios que debemos usar para dejar una huella de bondad y fe.

 

Eclesiastés 9:7 Jehová no quiere que vivamos tristes o angustiados, sino contentos y equilibrados, sabiendo que nuestras obras pueden agradarle. Este versículo nos invita a mirar lo cotidiano con ojos espirituales: una comida con la familia, una conversación sincera o un momento de paz son bendiciones que Dios aprueba. Así que cuando disfrutemos de lo que tenemos, hagámoslo con un corazón agradecido, conscientes de que la felicidad verdadera no depende de tener mucho, sino de vivir con la aprobación de Dios.

 

Eclesiastés 9:10 Este consejo nos invita a dar lo mejor de nosotros en todo: en el trabajo, en el servicio a Dios, en la familia y en la ayuda a los demás. A veces podemos sentirnos cansados o pensar que nuestras acciones son pequeñas, pero Jehová valora cada esfuerzo sincero. Si haces algo, hazlo con entusiasmo, sin dejarlo para “otro día”. Porque puede que ese “otro día” nunca llegue.Cada tarea realizada con amor y fe cuenta ante Dios. Así que, mientras tengamos vida, usemos nuestras fuerzas para hacer el bien, sabiendo que todo esfuerzo fiel tiene valor eterno.

Eclesiastés 10:1 Este versículo nos recuerda cuán frágil puede ser una buena reputación. Así como unas pocas moscas arruinan el aroma de un perfume fino, una sola acción imprudente puede manchar años de buena conducta. En el caso de un siervo de Dios, esto tiene aún más peso. Cuando alguien que se considera sabio o espiritual comete una falta o actúa con mala actitud, puede causar que otros se burlen o hablen mal del nombre de Jehová. Por eso, debemos cuidar no solo lo que hacemos en público, sino también nuestras palabras, decisiones y hasta las reacciones pequeñas.

Eclesiastés 10:8–9

Estos versículos nos recuerdan que las acciones imprudentes o malintencionadas suelen volverse contra quien las comete. En sentido espiritual, esto nos enseña que cada decisión tiene consecuencias, y que cuando ignoramos los principios de Jehová o traspasamos los límites que él ha establecido, tarde o temprano sufrimos las consecuencias. Por eso, antes de actuar o tomar una decisión importante, debemos detenernos a pensar: ¿Cómo afectará esto mi relación con Jehová? Así, este texto nos anima a ser prudentes y obedientes, recordando que la protección más segura proviene de mantenernos dentro de los límites de la sabiduría de Dios.

 

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