TESOROS DE LA BIBLIA DEL 28 DE ABRIL AL 04 MAYO
1. ¡No lo diga!
¡No lo diga!
Introducción
Vivimos en un mundo donde hablar sin pensar se ha vuelto
algo común. Sin embargo, como cristianos, sabemos que nuestras palabras tienen
poder: pueden edificar o pueden destruir. Por eso, hoy analizaremos tres
consejos de Proverbios que nos ayudarán a controlar lo que decimos, para no
hacerle daño a nuestro prójimo.
1. No diga nada que pueda hacerle daño a su prójimo
(Proverbios 11:9)
Leamos Proverbios 11:9:
El rey Salomón nos recuerda que nuestras palabras pueden
afectar profundamente a otros. La calumnia, el chisme malicioso, el lenguaje
obsceno o la conversación ociosa no son inofensivos: son armas que pueden
arruinar la reputación, la felicidad o incluso la fe de una persona.
Sin embargo, el justo —el que actúa con conocimiento y amor—
es librado. Él piensa antes de hablar, se asegura de que sus palabras sean
puras y edificantes.
Así que antes de decir algo negativo, preguntémonos: ¿Esto
ayudará o herirá a mi prójimo?
2. No diga nada que pueda causar divisiones (Proverbios
11:11)
Ahora leamos Proverbios 11:11:
Aquí vemos otro efecto poderoso de nuestras palabras: pueden
unir o dividir.
Cuando hablamos con bondad, promovemos la paz, fortalecemos
la congregación, y contribuimos al bienestar espiritual de todos. Pero, si nos
dejamos llevar por comentarios dañinos o negativos, especialmente si influimos
en otros, podríamos sembrar discordia.
¿Queremos ser recordados como alguien que trajo unidad o
división?
Recordemos que nuestras palabras pueden ser un puente que
une o un muro que separa.
3. No revele ningún asunto confidencial (Proverbios 11:12,
13)
Leamos Proverbios 11:12, 13:
Hablar de asuntos privados que alguien nos confió puede
destruir relaciones, causar dolor y hasta poner en riesgo la seguridad
emocional o espiritual de nuestros hermanos.
Una persona leal y fiel sabe cuándo callar. No se siente
tentado a impresionar a otros revelando secretos.
Ser discretos y proteger las confidencias demuestra amor,
madurez espiritual y respeto hacia nuestros hermanos.
Conclusión: Para meditar
Jesús dijo en Lucas 6:45…
Así que, lo que guardamos en nuestro corazón determinará lo
que sale de nuestra boca.
Si cultivamos pensamientos puros, amorosos y compasivos,
nuestras palabras también serán de ese tipo.
Recordemos siempre: ¡No lo diga!
No digamos nada que pueda hacerle daño a nuestro prójimo,
que cause divisiones o que traicione una confianza. Así edificaremos a otros,
honraremos a Jehová y conservaremos la paz en nuestra vida y en la
congregación.