CAPÍTULO 19 ESTUDIO DEL LIBRO DEL 09 AL 15 DE DICIEMBRE
“Sigue hablando y no calles”
6, 7. a) ¿Cómo veía Pablo su trabajo, y cómo sabemos que
Áquila y Priscila pensaban igual?
Pablo veía su trabajo simplemente como una forma de
mantenerse para poder dedicarse a predicar sin cobrar nada. De manera similar,
Áquila y Priscila también consideraban su trabajo secundario en comparación con
las actividades espirituales. Esto se demuestra porque estuvieron dispuestos a
dejar su hogar y mudarse a Éfeso con Pablo, donde incluso usaron su casa para
las reuniones de la congregación. Más adelante, también regresaron a Roma y
luego volvieron a Éfeso, priorizando siempre el Reino de Dios y las necesidades
de los demás. Esto les valió el aprecio de todas las congregaciones.
b) ¿En qué sentido somos los siervos de Dios como Pablo,
Áquila y Priscila?
Los siervos de Jehová imitan a Pablo, Áquila y Priscila al
equilibrar su trabajo con las actividades espirituales. Muchos trabajan a
tiempo parcial para poder dedicarse al ministerio y evitar ser una carga para
otros. También, al igual que Áquila y Priscila, muchos son hospitalarios y
reciben en sus hogares a hermanos que necesitan hospedaje, como los
superintendentes de circuito, disfrutando de la alegría que trae compartir su
hospitalidad.
8, 9. ¿Qué hizo Pablo cuando los judíos se pusieron en su
contra, y adónde se fue para seguir predicando?
Cuando Silas y Timoteo llegaron de Macedonia con apoyo
económico, Pablo pudo dedicar todo su tiempo a predicar. A pesar de sus
esfuerzos, los judíos rechazaban persistentemente el mensaje sobre Cristo, lo
que llevó a Pablo a sacudirse la ropa como señal de que él no sería responsable
de su rechazo. Les dejó claro que ahora se enfocaría en predicar a los no
judíos.
Después de dejar la sinagoga, Pablo comenzó a predicar en la
casa de Ticio Justo, quien probablemente era un prosélito judío. Esta casa,
situada junto a la sinagoga, se convirtió en el centro de su ministerio, aunque
Pablo seguía viviendo en el hogar de Áquila y Priscila.
10. ¿Qué demuestra que Pablo no dejó de predicarles a los
judíos?
Aunque Pablo decidió enfocarse en predicar a los no judíos,
no dejó de hablarles a los judíos y prosélitos que estuvieran dispuestos a
escuchar. Un ejemplo de esto es Crispo, el líder de la sinagoga, quien junto
con su familia se hizo creyente. Además, muchos de los que asistían a esa
sinagoga también aceptaron el mensaje y se bautizaron. La casa de Ticio Justo
se convirtió en el lugar de reunión de la nueva congregación en Corinto. Esto
demuestra que, aunque Pablo tomó una decisión firme respecto a los que
rechazaban el mensaje, siempre estuvo dispuesto a predicar a quienes mostraran
interés.
11. Igual que hizo Pablo con los judíos de Corinto, ¿qué
hacemos los Testigos para ayudar a la gente que afirma ser cristiana?
Hoy día, en muchos lugares, las iglesias de la cristiandad
tienen una gran influencia en la vida de las personas, ya sea por su larga
historia o por los esfuerzos de sus misioneros para ganar seguidores. Muchas
personas están muy apegadas a sus tradiciones religiosas, pero, al igual que
Pablo, los Testigos de Jehová tratamos de llegar a ellas y ayudarles a entender
mejor lo que la Biblia realmente enseña.
Aunque algunos no
quieran escucharnos o sus líderes religiosos se opongan, no nos damos por
vencidos. Sabemos que entre esas personas hay quienes tienen un corazón sincero
y una fuerte devoción a Dios, aunque les falte conocimiento preciso. Por eso
seguimos buscándolas con esperanza.
12. ¿Qué le aseguró Jesús a Pablo en una visión?
Jesús le aseguró a Pablo en una visión que no debía tener
miedo y que continuara predicando con confianza porque él lo protegería.
También le reveló que había muchas personas en Corinto que merecían escuchar el
mensaje. Esto animó a Pablo a quedarse en la ciudad durante un año y medio,
enseñando la palabra de Dios.
13. ¿Qué puede que recordara Pablo mientras se acercaba al
tribunal? ¿Por qué estaba seguro de que no le iba a pasar algo parecido?
Mientras Pablo era llevado al tribunal por los judíos que se
habían puesto de acuerdo para atacarlo, puede que recordara el asesinato de
Esteban, el primer mártir cristiano, en el que él mismo, antes conocido como
Saulo, había estado de acuerdo. Sin embargo, Pablo tenía la certeza de que no
le ocurriría algo similar porque Jesús le había prometido que nadie le haría daño.
Esta confianza en la protección de Jesús le dio seguridad al enfrentar esta
situación.