CAPÍTULO 5 estudio del libro de esta semana.
“Tenemos que obedecer a Dios como gobernante”
1-3. a) ¿De qué acusaba el Sanedrín a los apóstoles, y a qué
cuestión se enfrentaban ellos?
El Sanedrín acusaba a los apóstoles de llenar Jerusalén
con sus enseñanzas sobre Jesús y de intentar hacerlos culpables de la muerte de
Jesús . Los apóstoles se enfrentaban a la cuestión de si debían obedecer a Dios
como gobernante o a los mandatos del Sanedrín, lo que implicaba dejar de
predicar en nombre de Jesús.
b) ¿Por qué debe interesarnos lo que les pasó a los
apóstoles?
Debemos interesarnos en lo que les pasó a los apóstoles
porque su valiente postura ante la persecución del Sanedrín nos brinda un
ejemplo de fidelidad a Dios y de obediencia a sus mandatos, incluso en medio de
la oposición y la adversidad. Su experiencia nos enseña lecciones valiosas
sobre mantenernos firmes en nuestra fe y en nuestra labor de predicar el
mensaje de Dios, sin importar las dificultades que enfrentemos en el camino.
¡LOS jueces del Sanedrín están furiosos! Ante ellos se
encuentran los acusados: los apóstoles. El sumo sacerdote y presidente de este
alto tribunal, José Caifás, está tan lleno de rabia que no quiere ni pronunciar
el nombre de Jesús cuando les informa de los cargos: “Les dimos órdenes
estrictas de que no siguieran enseñando en nombre de ese hombre. Pero resulta
que han llenado Jerusalén con sus enseñanzas. Están decididos a hacernos
culpables de la muerte de ese hombre” (Hech. 5:28). En otras palabras: “¡O
dejan de predicar, o ya verán!”.
2 ¿Cómo reaccionarán los apóstoles? El que les ha dado la
comisión de predicar es Jesús, y lo ha hecho con la autoridad que le dio Jehová
(Mat. 28:18-20). Entonces, ¿dejarán de predicar por miedo a sus enemigos? ¿O
serán valientes y se mantendrán firmes? Dicho sencillamente, la cuestión era:
¿a quién obedecerán: a Dios o a los hombres? Con mucho valor, Pedro
inmediatamente da una respuesta clara y directa en nombre de todos.
3 ¿Por qué debe interesarnos todo esto? Pues bien, hoy
también tenemos que predicar y puede que los enemigos también nos persigan
(Mat. 10:22). De hecho, tal vez intenten limitar o incluso prohibir la obra que
Jehová nos ha encargado. Algo que nos ayudará a permanecer firmes es analizar
con mucha atención qué llevó a los apóstoles a comparecer ante el Sanedrína y
cómo reaccionaron ante las amenazas.
EL SANEDRÍN, TRIBUNAL SUPREMO DE LOS JUDÍOS
Aunque Judea estaba bajo el dominio del Imperio romano, a
los judíos se les permitía seguir sus tradiciones y gobernarse prácticamente
por sí mismos. Había tribunales locales que juzgaban delitos menores y casos
civiles. Cuando estos no podían decidir algún asunto, lo remitían al Gran
Sanedrín, que estaba en Jerusalén. El Sanedrín servía de tribunal supremo y
consejo administrativo de la nación, y tenía la última palabra sobre cómo
debían interpretarse las leyes judías. Los judíos de todo el mundo respetaban
su autoridad.
El Sanedrín era un grupo de 71 hombres que se reunían al
parecer en una sala situada en el recinto del templo o cerca de él. Estaba
formado por el sumo sacerdote —que era el presidente—, por otros nobles de las
familias sacerdotales —entre ellos los saduceos—, por nobles que no eran
sacerdotes y por escribas eruditos. Las decisiones de este tribunal no se
podían cambiar ni anular.
“El ángel de Jehová abrió las puertas” (Hechos 5:12-21a)
4, 5. ¿Por qué estaban “llenos de celos” Caifás y los demás
saduceos?
Caifás y los demás saduceos estaban "llenos de
celos" porque los apóstoles enseñaban que Jesús había resucitado, algo que
los saduceos no creían . Además, los apóstoles predicaban que solo aquellos que
pusieran su fe en Jesús se salvarían, lo que amenazaba la posición de liderazgo
de los saduceos y su relación con las autoridades romanas . Por lo tanto,
querían silenciar a los apóstoles para evitar que su mensaje se extendiera y
ganara seguidores.
Y recordemos que la primera vez que el Sanedrín les
ordenó dejar de predicar, los apóstoles respondieron: "No podemos dejar de
hablar de las cosas que hemos visto y oído" . Es decir, se negaron a
obedecer la orden del Sanedrín y continuaron predicando el mensaje de Jesús.
4 Como vimos antes, cuando el Sanedrín les ordenó por
primera vez que dejaran de predicar, Pedro y Juan respondieron: “No podemos
dejar de hablar de las cosas que hemos visto y oído” (Hech. 4:20). Pues bien,
¿qué pasó después? Todos los apóstoles reanudaron la predicación en el templo,
y más concretamente “en el Pórtico de Salomón”. En este lugar techado, ubicado
en el lado este del templo, se reunían muchos judíos. Allí, los apóstoles
hicieron grandes milagros, como curar enfermos y expulsar demonios. De hecho,
parece que algunas personas se curaban cuando tan solo la sombra de Pedro las
tocaba. Y muchos de los que se estaban curando en sentido físico también
aceptaron el mensaje de curación espiritual. Gracias a eso, “siguió aumentando
el número de creyentes en el Señor, muchísimos hombres y mujeres” (Hech.
5:12-15).
5 “Llenos de celos”, Caifás y otros miembros de la secta de
los saduceos mandaron encarcelar a los apóstoles (Hech. 5:17, 18). ¿Por qué
estaban tan indignados? Para empezar, porque los apóstoles enseñaban que Jesús
había resucitado, y ellos no creían en la resurrección. Además, como decían que
solo quienes pusieran su fe en Jesús se salvarían, los saduceos temían que la
gente viera a Jesús como su líder, y entonces los romanos tomaran medidas
contra ellos (Juan 11:48). ¡Con razón querían silenciar a los apóstoles!
6. ¿Quiénes están detrás de la persecución contra los
siervos de Jehová, y por qué no debería extrañarnos esto?
Los líderes religiosos están principalmente detrás de la persecución
contra los siervos de Jehová, y no debería extrañarnos esto porque suelen
valerse de su posición para influir en las autoridades y en los medios de
comunicación con el fin de detener la predicación.
6 Hoy pasa lo mismo: detrás de la persecución contra los
siervos de Jehová están principalmente los líderes religiosos. Por lo general,
se valen de su posición para influir en las autoridades y en los medios de
comunicación con tal de detener nuestra predicación. ¿Por qué no debería
extrañarnos que nos tengan odio y envidia? Primero, porque gracias a nuestro
mensaje la gente se da cuenta de las mentiras que enseñan las religiones
falsas. Y, segundo, porque cuando las personas sinceras aceptan la verdad se
liberan de las creencias y costumbres antibíblicas que sus líderes enseñan
(Juan 8:32).
7, 8. ¿Qué efecto tuvieron en los apóstoles las órdenes del
ángel, y qué pregunta conviene que nos hagamos?
Las órdenes del ángel tuvieron un efecto de confirmación
y fortaleza en los apóstoles. Les confirmó que estaban haciendo lo correcto y
les dio nuevas fuerzas para permanecer firmes contra la adversidad. Llenos de
fe y valor, "entraron en el templo al amanecer y se pusieron a
enseñar".
Conviene que nos preguntemos: "Si yo me enfrentara a
situaciones parecidas, ¿tendría la fe y el valor necesarios para seguir
predicando?".
7 Mientras estaban en la cárcel esperando a que los
juzgaran, los apóstoles tal vez se preguntaron si sus enemigos acabarían
matándolos (Mat. 24:9). Pero de noche ocurrió algo totalmente inesperado: “el
ángel de Jehová abrió las puertas de la prisión” (Hech. 5:19).b Entonces les
dio órdenes claras: “Vayan al templo y allí sigan predicándole al pueblo”
(Hech. 5:20). ¿Qué efecto tuvo esto en ellos? Sin duda, les confirmó que
estaban haciendo lo correcto y les dio nuevas fuerzas para permanecer firmes
contra viento y marea. Llenos de fe y valor, “entraron en el templo al amanecer
y se pusieron a enseñar” (Hech. 5:21).
8 Conviene que nos preguntemos: “Si yo me enfrentara a
situaciones parecidas, ¿tendría la fe y el valor necesarios para seguir
predicando?”. Algo que nos fortalecerá es recordar que los ángeles nos apoyan y
guían en la gran obra de dar “un testimonio completo sobre el Reino de Dios”
(Hech. 28:23; Apoc. 14:6, 7).